lunes, 21 de junio de 2010

BAJEZAS DEL ALMA


 
  "Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego vuelvo a empezar, sin vida, otra partida".
                                                                                                     (Ángel González)


  Hoy hago mías estas palabras cansada de tanto caer. Sé que un día no podré levantarme por más intentos que haga. La vida es como un cuchillo que cuando menos lo esperas corta hasta la esperanza.
  De qué sirve la lucha si todo es una sombra oscura y sin retorno.
 
  No me vale ahora la filosofía barata, me parecen absurdos los buenos propósitos, las buenas intenciones, el tener en cuenta la desgracia ajena. Quizá me esté volviendo egoísta aunque no sea esa mi intención. Lo siento, no me gustaría perder los valores en los que siempre he creído, pero necesito mirar hacia dentro, escucharme un poco a mi misma.
 
  No quiero consejos sobre la felicidad, ni tampoco palabras que me hagan reflexionar sobre las cosas positivas que poseo, hoy no, dejadme dentro de mi tristeza y dejad que hoy sea de mi de quien me compadezca. Ya sé que compadecerse de uno mismo no es muy loable, pero no me importa, me da igual que esté bien o mal, lo necesito y punto. Casi a diario soy yo la que tiene en cuenta que las penas del vecino son más grandes que las mías, pero no, hoy no. Yo también tengo mis problemas que no son pocos, ni fáciles de resolver y a pesar de ello, sonrío cuando creo que alguien lo necesita aunque luego llore a solas.
 
  No quiero que nadie me pida más de lo que puedo dar, estoy cansada de estirarme como una goma elástica a pesar de no tener fuerzas ni para mantenerme en pie. Nadie se da cuenta, todo el mundo cree que puedo más de lo que puedo y tiran y tiran y vuelven a tirar de la goma hasta que un día me rompa en mil pedazos y entonces pensarán que mi queja era real, pero ya no tendrá sentido el reconocimiento, ya me habré partido en dos.

  Hoy no me importa lo que se pueda pensar de mi, ni de mis quejas, me da igual que alguien me diga que siempre estoy lamentándome de lo mismo. Al fin y al cabo cada cual escribe en su blog lo que quiere o lo que le inquieta. Por una vez en la vida no tendré en cuenta la opinión de los demás, ni el daño que pueda hacer con mis palabras. Os pido disculpas, quien me lee no es responsable de mis penas, no os merecéis estas bajezas de mi alma, pero estoy segura de que no me juzgaréis y si así fuera tampoco me importaría, hoy no.

  Perdonad mi rabia pero necesito sacarla fuera, arrancarla de mi alma para seguir respirando sin tener esta losa encima del pecho que me aplasta y me ahoga cada día un poco más.
 
  No sé si podré remontar y aunque sea "sin vida, empezar otra partida", creo que esta vez tandré que ganarle la batalla a un contrincante muy duro: yo misma.
 
  Un abrazo


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